Son varios los jugadores de fútbol que tienen problemas con el alcohol o las drogas. Los conocidos casos de Maradona, El “Lobo” Cordone y Estaban González con estupefacientes así como Ortega y Housseman con el alcohol, dejan a la vista los hechos que debilitan la salud de los deportistas en pos del mejor rendimiento y en otras ocasiones solo por gusto personal y hacen dar cuenta del difícil momento que vive la sociedad Argentina.
Ya son incontables los casos de doping que aparecen en el fútbol, y en la mayoría de las ocasiones tienen un denominador común: mejorar el rendimiento para lograr los puestos más altos.
Uno de los principales casos que salió a la luz es el de la Juventus de Italia de los ´90. Ganador de todo lo que competía, hace pocos años, su médico de ese entonces reveló que dopaba a sus jugadores. Esto, por lo general, se debe a las presiones que reciben por parte de hinchas y dirigentes por mejorar las actuaciones, sin pensar que el deportista sufre daños en su salud y que además los aliena.
Pero no solo usan a las drogas para la mejor competencia, sino también por gusto propio. Son conocidos los casos de Diego Maradona (se le detectó cocaína en el mundial de Estados Unidos ´94) y del Lobo Cordone (fue suspendido dos veces por consumir marihuana), que en alguna ocasión, tuvieron a estos estupefacientes como medio de vida dada la presión que se ejercía sobre ellos, y también influía mucho el ambiente que los rodeaba. Sabemos que Maradona fue un confeso adicto de la cocaína y que en su momento hizo poco y nada para salir de ella, pero que después, al recobrar lucidez, se dio cuenta del daño que le causó y que aún le seguía causando. El lobo Cordone nunca dijo que su adicción era para él un problema y siguió con esa vida.
Pero para sorpresa de muchos, una ley aprobada hace poco despenaliza el uso de estas sustancias, no así el uso de algún fármaco que aumente el nivel del jugador. Esto hace que se motive un poco mas la ingesta de estas drogas, ya que al no ser penalizadas, cualquiera las puede tomar sin sanción alguna. Y eso sin contar los daños que le produce al organismo.
Pero no solo las drogas afectan a los futbolistas. Sabemos que hay muchas mas adicciones, como por ejemplo el alcohol.
Los sucesos más sobresalientes, como los de Ariel Ortega y René Housseman, muestran el problema que sacude a las sociedades en si. El Burrito, hace menos de un año, se dio cuenta que tenia un problema con el alcohol. Nunca dio declaraciones precisas de lo que le sucedía y solo se lo escuchó decir que tenía un problema y necesitaba ayuda. Por suerte para él, se hizo tratar, aunque no con mucho éxito. Reincidió y después volvió a tratarse, esta vez con un poco mas de supervisión para no volver a caer.
El caso del Loco Housseman es aún peor. En su etapa de jugador, sabia de su adicción, pero no pudo ni supo tratarse con un especialista y siguió bebiendo, sin tener en cuenta que su adicción le representaba un grave problema. Hoy, muchos años después de eso, sigue en la bebida, pero haciendo su habito cada vez menos cotidiano.
No solo en la Argentina tenemos acciones de este tipo. En el viejo continente, el gran jugador del Manchester United, George Best, murió hace poco a los 58 años por una cirrosis fulminante, debido a su problema con el alcohol. En su momento había declarado que “el 80 % de mi dinero lo gasté en fiestas, mujeres y alcohol, el 20 restante, lo desperdicié”, otra clara muestra de que Best padecía un problema. Otro acontecimiento es el de Paul Gascoine, jugador de la Selección Inglesa, confeso adicto a la bebida. Este asunto lo tuvo a maltraer varios años, entre internaciones y problemas de salud. Hace poco dejó esta costumbre, ya agobiado por las constantes visitas al médico.
Estos casos son los mas relevantes, pero no son los únicos. Muchos jugadores mas sufren con este tema y con las drogas. Se deberían buscar soluciones para los futbolistas que sufren a diario algunas de estas adicciones.
Alejandro Ramil